Una maestra de primaria en Corea del Sur, identificada como Lee Min-so, fue hallada sin vida en el armario de su aula tras haberse quitado la vida. La joven había dejado conmovedoras anotaciones en su diario que describían la intensa presión y el miedo que sentía debido a su trabajo como docente. Esta tragedia generó indignación entre los profesores de primaria en todo el país.
Min-so había compartido en su diario la abrumadora locura de su trabajo y su deseo de “dejarse ir”. Su primo, Park Du-young, reveló que Min-so adoraba a sus alumnos y que cumplía su sueño de infancia de seguir los pasos de su madre como maestra.
La tensión y el estrés en el trabajo se habían incrementado para Min-so en los últimos meses antes de su muerte, ya que los padres constantemente iban a quejarse. Incluso, los profesores ya se habían quejado de acoso por parte de los padres, quienes los llaman a todas horas, incluyendo sus días de descanso para recibir quejas que casi siempre son injustas.
Ante esta situación, miles de profesores en Seúl se han declarado en huelga, al menos hasta que se dé una mayor protección en su trabajo, ya que tienen miedo de ser etiquetados como maltratadores de niños, pues son incapaces de disciplinar a sus alumnos o intervenir cuando los alumnos tienen conflictos. Los profesores argumentan que parte de la culpa se debe a una ley de bienestar infantil que se aprobó en 2014, que automáticamente suspende a los profesores acusados de maltrato infantil, lo que ha llevado a situaciones en las que los profesores son denunciados por motivos triviales, como negarse a despertar a un estudiante cada mañana.
Los profesores se sienten desamparados y temen las consecuencias de disciplinar a sus alumnos, lo que ha llevado a una disminución de la satisfacción laboral entre los docentes y una gran cantidad de bajas por estrés y depresión.
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El gobierno surcoreano reconoció la gravedad del problema y emitió nuevas directrices para los profesores, permitiéndoles sacar a los alumnos conflictivos de clase y sujetarlos si es necesario. También se espera que los padres acuerden previamente las reuniones con los profesores y que estos se nieguen a reunirse fuera de su horario laboral.
Sin embargo, muchos argumentan que es necesario un cambio más profundo en el sistema educativo y en la definición de éxito en la sociedad surcoreana, para que las calificaciones no sean el factor determinante en la vida de las personas.
