Depresión infantil, una patología que puede desencadenar problemas más serios

Depresión infantil, una patología que puede desencadenar problemas más serios

Foto: FreePik

La depresión infantil es una condición reconocida por la Organización Mundial de la Salud que afecta las esferas social, emocional y cognitiva de los niños, manifestándose con síntomas como tristeza persistente y pérdida de interés en actividades. Además, puede constituir un factor de riesgo de suicidio en adolescentes.

 

La depresión infantil es multifactorial, basada en el modelo de diátesis-estrés, lo que significa que la depresión en niños se desarrolla con más facilidad en aquellos con mayor susceptibilidad o predisposición biológica, que estén expuestos a ciertos factores ambientales.

 

Los signos para detectar la depresión en niños menores de 12 años pueden variar, pero en general destacan:

 

  • Disminución de interés por las actividades favoritas
  • Dificultad para iniciar o mantener relaciones sociales
  • Sensibilidad extrema al rechazo o al fracaso
  • Ausencias frecuentes de la escuela o un descenso repentino de las calificaciones
  • Síntomas físicos sin causa médica
  • Tristeza o llanto frecuente
  • Desesperanza
  • Bajo nivel de energía
  • Baja autoestima
  • Aumento de la irritabilidad
  • Aumento de la frecuencia o intensidad de las rabietas (en los niños más pequeños)
  • Cambio importante en los patrones de alimentación o sueño
  • Temor o preocupación obsesiva por la muerte
  • Aislamiento social
  • Hablar de huir de casa o intentarlo
  • Pensamientos o expresiones de suicidio o comportamiento autolesivo
  • Problemas para concentrarse

 

¿Cómo tratar la depresión infantil?

 

Lo primero es acudir con un especialista experto en esta patología para que lleve a cabo las pruebas pertinentes y establezca un tratamiento adecuado para el paciente, el cual debe ser personalizado y adaptado al menor y sus condiciones.

 

Es posible tratar la depresión infantil tanto con intervención sicoterapéutica como, en casos más severos, con tratamiento farmacológico a base de antidepresivos.

 

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tipo de terapia común que, según la investigación, ha demostrado ser eficaz para el tratamiento de la depresión infantil. Para niños muy pequeños o con habilidades lingüísticas limitadas, la terapia de juego es el enfoque preferido, según indican diversos estudios. Estos estudios también demuestran que, en la mayoría de los casos, el tratamiento es tanto o más eficaz que los medicamentos por sí solos para tratar la depresión en niños y adolescentes. El tratamiento precoz es fundamental, por lo que es importante actuar cuando saltan las alarmas.

 

Los medicamentos pueden desempeñar un papel importante en el tratamiento de la depresión en niños, especialmente en casos de depresión grave. Cuando el menor está demasiado deprimido como para llevar a cabo una terapia, los medicamentos pueden ayudar a iniciar la interacción y hacer que se involucre mejor con la terapia y se beneficie de ella.

 

Un punto importante en el tratamiento es el involucramiento de los padres, quienes pueden intervenir en el entorno del menor para apoyar su proceso de recuperación.

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