
Este próximo 3 de mayo, en México se celebrará el Día de la Santa Cruz, una festividad que ha sido adoptada por los trabajadores de la construcción como su día.
Por lo que esta tradición, que combina elementos religiosos y culturales, es una oportunidad para reflexionar sobre la situación laboral de los albañiles, quienes, a pesar de ser fundamentales en el desarrollo urbano e infraestructura del país, enfrentan condiciones laborales precarias y falta de reconocimiento.
El Día del Albañil coincide con la festividad de la Santa Cruz, una tradición que se remonta al siglo IV, cuando la emperatriz Helena de Constantinopla ordenó excavar el Monte Calvario en Jerusalén para encontrar la cruz donde murió Jesús.
En estas excavaciones participaron trabajadores de la construcción, y desde entonces, la cruz se convirtió en símbolo y patrona de los albañiles. En México, la celebración adquirió un matiz propio: en cada obra, los trabajadores colocan una cruz de madera adornada con flores y papel de china en lo alto de los edificios en construcción, agradeciendo por el trabajo y pidiendo protección para el año venidero.
Cada 3 de mayo se celebra en México el Día de la Santa Cruz, una fecha que para los albañiles no solo representa un acto de fe, sino también una oportunidad de descanso y fortalecimiento del compañerismo dentro de las obras. ➡️ pic.twitter.com/OhBynWOmUR
— DK 1250 (@dk1250) May 2, 2025
El pilar invisible del desarrollo y la informalidad: una cruz más pesada
En México, más de 600,000 personas se dedican a la construcción, un sector clave para la economía y el desarrollo urbano. Sin embargo, la realidad de los albañiles dista mucho del reconocimiento que merecen.
De acuerdo con datos recientes, solo 8.5 % de los trabajadores del sector cuenta con empleo formal, mientras que 91.4 % labora en condiciones de informalidad, sin acceso pleno a derechos laborales ni seguridad social.
Mientras que el salario promedio mensual de un albañil es de 8,480 pesos, aunque esto puede variar dependiendo de la zona del país y el tipo de obra. En estados como Chiapas, Morelos y Tlaxcala, la informalidad alcanza hasta 98 % del sector. Lo alarmante es que, en muchos casos, este ingreso no alcanza ni para cubrir dos canastas básicas.
Con lo que la Ley Federal del Trabajo establece derechos como salario justo, vacaciones pagadas, jornadas reguladas y un ambiente seguro, pero la mayoría de los albañiles enfrenta obstáculos para acceder a estos beneficios. La informalidad, la falta de contratos y la subcontratación son prácticas comunes que perpetúan la vulnerabilidad de estos trabajadores.
El estereotipo del albañil y su interpretable imagen
El albañil, en el imaginario colectivo, suele estar encasillado en el estereotipo del hombre rudo, fuerte y de escasa formación. Este cliché no solo invisibiliza la complejidad técnica y la destreza que exige el oficio, sino que también contribuye a la marginación social y laboral del gremio.
Además, la presencia femenina en la construcción es mínima: apenas 0.11 % de la fuerza laboral son mujeres, quienes enfrentan barreras adicionales por cuestiones de género y discriminación.
En el contexto del Día del Trabajo y de las recientes propuestas laborales del nuevo gobierno, se ha hablado de reformas como la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció esta medida como parte de un esfuerzo para mejorar las condiciones de millones de trabajadores. No obstante, estas reformas aún no alcanzan al sector informal, que es donde se concentran los albañiles.
Por lo que, mientras las ciudades crecen y se modernizan sobre los cimientos que día a día colocan los albañiles, su reconocimiento sigue siendo insuficiente. El 3 de mayo es una oportunidad para mirar más allá de la cruz adornada y poner en la agenda pública la urgencia de dignificar a quienes, con sus manos, construyen el país. El reto es romper el estereotipo, garantizar derechos y devolverles el lugar que les corresponde en la historia y el presente de México.