
Un cuestionamiento crudo, pero (muy) realista, ¿quién manda en las calles? Este martes por la mañana, en un ataque directo, fueron asesinados a sangre fría en la Ciudad de México, Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de gobierno Clara Brugada, y José Muñoz, su asesor. Los agresores descargaron más de diez disparos contra sus víctimas y dejaron un mensaje muy claro: la delincuencia no solo persiste, sino que se atreve a golpear en el corazón del poder político.
Este ataque, más que una bofetada, es un jalón de greñas a las “cifras alegres” que el gobierno capitalino y federal han presumido en materia de seguridad, como las que dio a conocer hace poquito, con cifras que nadie creyó. Y ahí está la espantosa prueba de presumir siempre “otros datos”.
La desafortunada ejecución de dos de colaboradores de alto nivel del gobierno de la CDMX desmiente el discurso de que la delincuencia está bajo control. Esos “otros datos” que tanto presumen chocan con la realidad, una realidad muy cruda: la delincuencia no sólo sigue activa, muy activa, sino que ha enviado un mensaje directo al gobierno: ‘tenemos el verdadero control en las calles, no se te olvide’.
Este ataque preciso y directo, perpetrado por sicarios en motocicleta, ha sido en los últimos años el modus operandi de los delincuentes, lo cual apunta a un acto orquestado, posiblemente por el crimen organizado, que ya no teme desafiar a la autoridad. Y como siempre ocurre, en este tipo de casos las autoridades prometen justicia y emiten el discurso hueco de siempre: ‘no habrá impunidad’.
¿Y qué sucede en Puebla capital? Diría mi compadre: "no cantan mal las rancheras", ya que el panorama no pinta distinto y estos actos de violencia de la CDMX resuenan como advertencia para el gobiernito municipal que “dirige” Chedraui, que ha mostrado una incapacidad alarmante para frenar la inseguridad, al grado de que hemos retrocedido al lejano oeste del siglo XIX.
Los robos, asaltos y ejecuciones ya forman parte del día a día en la mal llamada “capital imparable”, mientras que el gobierno ineficiente de José Chedraui se limita a dar "justificaciones" vacías y salir en segundo plano en las fotos. Es terrible vaticinarlo, pero Puebla capital no tardará en ser igual que la CDMX; sin embargo, surge una interrogante (que no es difícil contestar), ¿será que el edil Chedraui, dada su ineptitud y gris administración, y una SSC ineficiente, serán incómodos para los delincuentes?
En la “capital poblana imparable” (¡no se ría!), la ausencia de una estrategia clara para combatir la delincuencia desde el inicio de la administración municipal -que llevó a la renuncia del protervo Fernando Rosales a cargo de la SSC y el arribo de un tal Félix Pallares- hacen suponer que los delincuentes ni siquiera sienten la necesidad de enviar un mensaje tan crudo, porque simplemente no hay gobierno municipal, no hay alcalde, no hay SSC que valga la pena.
La tranquilidad que presume la administración de la "capital imparable" (¡que no se ría!) en realidad es un síntoma de su irrelevancia frente a los grupos criminales que operan con impunidad. Sí, los delincuentes se han dado cuenta de que la autoridad sólo sirve para ir a las funerarias a dar condolencias y anunciar operativos de a mentiritas.
El gobierno municipal de Chedraui debe despertar de su letargo y entender que la pasividad no es neutralidad, sino complicidad con el avance del crimen. La sociedad, atrapada entre balas y discursos, merece más que promesas y exige resultados. Y es que mientras los gobiernos se pierden en estadísticas maquilladas, la realidad les recuerda, con fuego y sangre, quién manda en las calles.