
Mientras miles de estudiantes y padres de familia se preparan para el inminente fin del ciclo escolar y las ceremonias de graduación, hay un aspecto persistente y preocupante que se da en algunas instituciones educativas de Puebla: el abuso de poder de profesores que condicionan la aprobación de materias a cambio de beneficios económicos o, lo que es aún más grave, de favores sexuales.
Esta lamentable práctica, que se agudiza en épocas de cierre de calificaciones, representa una grave violación a los derechos de los alumnos y un delito que debe ser denunciado y sancionado.
Esta situación es un secreto a voces en algunos pasillos escolares y entre la comunidad estudiantil. La presión por obtener una buena calificación, o simplemente por no reprobar, se convierte en un terreno fértil para que maestros sin escrúpulos ejerzan coacción sobre sus alumnos.
Desde solicitudes de dinero para "ayudar" con el examen final, hasta insinuaciones o exigencias de carácter sexual, las formas de abuso son variadas y destructivas.
El problema se agrava por el miedo y el desconocimiento de las víctimas. Muchos alumnos, sobre todo menores de edad, no saben que están siendo víctimas de un delito, temen las represalias del profesor, o simplemente no saben dónde ni cómo denunciar.
Este silencio es el mayor aliado de los abusadores, permitiéndoles operar con impunidad año tras año. La vergüenza, el temor a que no se les crea o que se trastoque su futuro académico, son barreras difíciles de romper.
Pero ¿cuál es el delito en el que se está incurriendo mediante este modus operandi?
Los actos de un profesor que condiciona una calificación por dinero o favores sexuales pueden encuadrarse en varios delitos según el Código Penal del Estado Libre y Soberano de Puebla, así como otras normativas. Es crucial entender que, al ser un servidor público (en el caso de escuelas públicas) o tener una relación de autoridad (en cualquier tipo de escuela), las penas pueden agravarse.
El abuso sexual o el hostigamiento sexual
Abuso Sexual: se configura cuando alguien ejecuta en una persona, sin su consentimiento o la obliga a ejecutar, actos sexuales sin el propósito de llegar a la cópula (Artículo 260 del Código Penal Federal, aplicable también en la tipificación local). Las penas se incrementan si hay una relación de subordinación, como la docente.
Hostigamiento Sexual: se refiere a quien, con fines lascivos, asedie reiteradamente a una persona, valiéndose de su posición jerárquica o de poder (relación docente). El Código Penal de Puebla establece sanciones para quien asedie con fines lascivos y la pena se duplica si el agresor ejerce autoridad sobre la víctima.
Corrupción (en el caso de solicitudes de dinero/favores por calificaciones): si el profesor es un servidor público (escuela pública), podría configurarse el delito de cohecho (solicitar o recibir dinero o dádivas para hacer o dejar de hacer algo relacionado con sus funciones) o de uso indebido de atribuciones y facultades (ejercerlas de forma indebida para obtener un beneficio).
En un sentido más amplio, aunque no siempre se tipifique de esa manera, estas conductas encajan en el concepto de corrupción al desvirtuar el mérito académico por un beneficio personal ilícito.
Extorsión: si el profesor amenaza con reprobar al alumno si no accede a sus peticiones de dinero o favores, se podría configurar el delito de extorsión, al obligar a alguien a hacer, dejar de hacer o tolerar algo para obtener un lucro indebido.
Delitos contra el libre desarrollo de la personalidad: algunas de estas conductas, especialmente las de índole sexual, pueden afectar gravemente el libre desarrollo de la personalidad de las víctimas, incurriendo en un delito.
En el caso de menores de edad, las penas suelen ser más severas, y la Fiscalía General del Estado de Puebla cuenta con unidades especializadas en delitos contra niñas, niños y adolescentes.
¡No te quedes callado! ¿Dónde presentar la denuncia en Puebla?
Es fundamental que las víctimas y sus familiares sepan que no están solos y que existen vías para denunciar estos abusos. La denuncia es el primer paso para detener a los agresores y evitar que sigan dañando a más estudiantes.
Puedes acudir a la Fiscalía General del Estado de Puebla, que cuenta con una unidad de Investigación Especializada en Delitos Sexuales y Ciberacoso. Este es el lugar principal para denunciar abusos de carácter sexual.
Se ubica en la calle 12 Norte número 1808, en el Barrio del Alto. Se recomienda llevar una identificación oficial vigente (original y copia) y, si la víctima es menor de edad, su acta de nacimiento.
También se puede acudir a la Fiscalía Especializada de Combate a la Corrupción, para casos donde haya solicitudes de dinero o algún tipo de soborno por parte de servidores públicos. Se ubica en la 29 Oriente, número 818, colonia Ladrillera de Benítez.
También puedes obtener más información en la página web oficial de la FGE: www.fiscalia.puebla.gob.mx, en el apartado de "Trámites y Servicios" o "Quejas".
Otras instancias son la Secretaría de Educación Pública (SEP) del Estado de Puebla, que tiene protocolos y líneas para denunciar el maltrato escolar y el hostigamiento/abuso sexual por parte de docentes o personal.
Puedes comunicarte a la línea de denuncias e inconformidades al 800 466 37 86 (PROINTEGRIDAD), así como acudir directamente a la dirección de la escuela o a la supervisión escolar, aunque en casos graves es mejor ir directamente a la fiscalía.
La SEP está obligada a investigar y, en su caso, retirar temporalmente de la institución a la presunta persona responsable.
Asimismo, se puede presentar una queja en la Comisión de Derechos Humanos si se considera que se han violado los derechos humanos como estudiante. Aunque no es una instancia de procuración de justicia, puede intervenir para investigar y emitir recomendaciones.
Existen ONGs que brindan apoyo psicológico y asesoría legal gratuita a víctimas de abuso, como México Unido Contra la Delincuencia (MUCID) que ofrece guías, o redes de apoyo a la infancia que pueden orientarte.
El cierre del ciclo escolar no debe ser una época de angustia y miedo, sino de celebración. Alzar la voz y denunciar es el único camino para romper el círculo de impunidad y asegurar que las aulas sean espacios seguros y libres de cualquier forma de abuso.