Durante el transcurso de 2024, Elon Musk incrementó el uso de sustancias controladas mientras dirigía múltiples empresas con vínculos federales, reportó The New York Times. Según ese medio, ejecutivos y colaboradores cercanos expresaron inquietud por los efectos de este consumo en la administración de compañías bajo su responsabilidad, particularmente SpaceX, la cual opera bajo contratos con entidades gubernamentales que exigen cumplimiento riguroso de entornos libres de drogas.
Información publicada señala que Musk recibió advertencias previas sobre pruebas antidopaje dentro del entorno laboral. Esta medida, inusual en compañías privadas, habría respondido a la necesidad de evitar resultados positivos que pudieran comprometer relaciones contractuales con el gobierno de Estados Unidos. La fuente no especifica si se trató de un procedimiento institucional o una acción dirigida exclusivamente al empresario.
SpaceX, considerada una firma clave para operaciones estratégicas del país, mantiene acceso a información clasificada. Autoridades reguladoras exigen protocolos estrictos en materia de seguridad y conducta profesional dentro de las instalaciones. Los requisitos incluyen normas de cumplimiento con la política de "cero tolerancia" al consumo de estupefacientes entre el personal, según reglamentos vigentes para contratistas federales.
De este modo, el uso de ketamina, éxtasis y hongos psicodélicos por parte de Musk ya había sido documentado anteriormente. No obstante, el reporte reciente indica una intensificación en la frecuencia de estos episodios durante la campaña presidencial de 2024, periodo en el cual también donó alrededor de 270 millones de dólares en apoyo al presidente Donald Trump.
Los riesgos derivados de estas acciones fueron reconocidos por miembros de las juntas directivas de las empresas bajo su mando, incluidos altos ejecutivos de Tesla y SpaceX. La preocupación se centra en la posibilidad de que conductas bajo influencia de sustancias comprometan decisiones corporativas o interfieran en el cumplimiento de compromisos legales con agencias gubernamentales.
Este escenario añade un componente delicado al papel de Musk como figura empresarial con acceso a áreas sensibles de la administración pública. Hasta el momento, no existen registros oficiales los cuales confirmen sanciones por parte de autoridades federales en relación con los reportes sobre el consumo del empresario. Sin embargo, el hecho de que se le haya advertido sobre pruebas de detección plantea interrogantes respecto al tratamiento diferenciado que podría estar recibiendo dentro del marco regulatorio.
La controversia sobre el consumo de sustancias se suma a un contexto en el que confluyen intereses corporativos, relaciones gubernamentales y vigilancia institucional. El caso expone una tensión latente entre el cumplimiento de normativas federales y las acciones de una figura influyente en sectores estratégicos para Estados Unidos. (Notipress)
