
Han pasado más de cuatro años desde que el mundo se paralizó por el COVID-19. Y aunque la humanidad aprendió a convivir con el virus, y luego “superarlo”, la amenaza no ha desaparecido. En semanas recientes, una nueva subvariante conocida como NB.1.8.1 ha comenzado a propagarse por diversos países, despertando preocupación en autoridades sanitarias y científicos.
Una subvariante sigilosa pero veloz
Desde el inicio de la pandemia, el virus SARS-CoV-2 ha mutado constantemente, dando lugar a múltiples variantes. Algunas, como alfa, beta, gamma, delta y ómicron, fueron clasificadas como variantes de preocupación debido a su mayor transmisibilidad o impacto en la eficacia de vacunas y tratamientos. Sin embargo, muchas otras variantes surgidas después del apogeo de la pandemia causaron alarma, pero no representaron un riesgo grave para la salud pública.
¡Otra vez no! ???????? En China y Estados Unidos se encendieron las alarmas sanitarias tras la detección de la NB.1.8.1, una nueva variante del #COVID19 que es capaz de causar síntomas más severos y de propagarse a mayor escala. ????????
— Imagen Poblana (@ImagenPoblana) May 27, 2025
Las más relevantes fueron:
Alpha (B.1.1.7)
Detectada por primera vez en Reino Unido en septiembre de 2020. Fue una de las primeras variantes en mostrar un mayor nivel de transmisibilidad. Se convirtió en dominante en muchos países a inicios de 2021.
Beta (B.1.351)
Apareció en Sudáfrica en octubre de 2020. Preocupó por su capacidad para evadir parcialmente la inmunidad, aunque no se propagó tanto como Alpha.
Gamma (P.1)
Identificada en Brasil. Se asoció con reinfecciones, especialmente en Manaos, donde se creía que ya había inmunidad comunitaria.
Delta (B.1.617.2)
Originaria de India, esta variante fue la más agresiva en cuanto a síntomas graves y hospitalizaciones. Causó olas letales entre mediados y finales de 2021, especialmente en países con baja vacunación.
Ómicron (B.1.1.529)
Apareció en Sudáfrica en noviembre de 2021 y cambió las reglas del juego. Se propagó con una velocidad sin precedentes, pero con síntomas generalmente más leves. Dio origen a múltiples subvariantes:
La NB.1.8.1 es una subvariante descendiente de ómicron, la familia que ha dominado el panorama global desde finales de 2021. La OMS la ha designado como una variante bajo vigilancia, con una prevalencia creciente a nivel mundial, pero considera que el riesgo adicional para la salud pública es bajo hasta ahora.
Estados Unidos ha reportado casos desde finales de marzo y principios de abril, detectados principalmente en viajeros internacionales en aeropuertos. Hasta la fecha, se han reportado menos de 20 casos en EU, y en México no se han confirmado casos de esta variante, aunque se mantiene una vigilancia epidemiológica estricta.
Síntomas de NB.1.8.1
Los síntomas reportados para esta nueva variante no difieren significativamente de los de otras variantes ómicron y del COVID-19 en general. Entre los más comunes están:
- Fiebre
- Tos seca
- Dolor de garganta
- Fatiga
- Congestión nasal
- Dolor de cabeza
- Malestar general
No se han reportado síntomas nuevos o más graves que los observados en variantes anteriores, y hasta el momento no hay evidencia de que cause una enfermedad más severa.
¿Debemos preocuparnos por la subvariante NB.1.8.1?
Aunque la rápida propagación de NB.1.8.1 ha generado atención, los expertos y la OMS coinciden en que esta variante no representa una alarma sanitaria ni una amenaza mayor que las variantes anteriores.
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— Ventanavermx (@Ventanavermx) May 29, 2025
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El secretario de Salud de México, David Kershenobich, enfatizó que no se han detectado casos en el país y que la estrategia actual es la vigilancia epidemiológica, además de recordar que las vacunas se están adaptando para enfrentar nuevas variantes.