Del barrio al escenario: el auge del movimiento sonidero en Puebla

Del barrio al escenario: el auge del movimiento sonidero en Puebla

Foto: Freepik

La cumbia sonidera, una variante popular de la música tropical que combina sonidos electrónicos, mensajes hablados y ritmos afrocaribeños, ha ganado terreno en Puebla durante las últimas décadas. Aunque su origen se remonta a los barrios populares de la Ciudad de México en los años 60, hoy este movimiento cultural vive un resurgimiento en la capital poblana, donde festivales, colectivos y agrupaciones han fortalecido su presencia.

 

Más allá de su impacto musical, el fenómeno sonidero enfrenta estigmas sociales y busca el reconocimiento como una expresión legítima de identidad barrial y tradición popular.

 

Nacimiento

 

El movimiento sonidero nació en los años 60 en barrios populares de la CDMX como Tepito, San Juan de Aragón y el Peñón de los Baños. En estos lugares, los "sonidos" que eran sistemas de audio móviles operados por DJs conocidos como sonideros, comenzaron a ambientar fiestas con música tropical, especialmente cumbia colombiana, salsa y guaracha. Y donde, el Peñón de los Baños llegó a ser conocido como "Colombia Chiquita" debido a su fuerte vínculo con la música colombiana.

 

La llegada y crecimiento en Puebla

 

El movimiento sonidero se expandió a Puebla en las décadas de 1970 y 1980, adaptándose al contexto local. Los sonideros poblanos comenzaron a organizar bailes en colonias populares, donde la cumbia sonidera se convirtió en el ritmo predilecto. Estos eventos no solo ofrecían entretenimiento, sino que también fomentaban la cohesión social y la expresión cultural.

 

Uno de los las agrupaciones emblemáticas de la cumbia sonidera en Puebla es el Grupo Soñador, que ha contribuido significativamente al desarrollo y popularización del género en la región.

 

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Durante la presentación del Cumbia Fest 2025, que se llevará a cabo el próximo 15 de junio, Jaime Guzmán, de Sonido Famoso y con 10 años de trayectoria en el ambiente, explicó en entrevista:

 

El estilo sonidero comenzó en los barrios, de la música que se escuchaba principalmente de Colombia. Ahí nació una vertiente, la cumbia sonidera poblana”, mencionó.

 

Estigmatización y resistencia

 

A pesar de su popularidad, los sonideros han enfrentado estigmatización. Frecuentemente se les asocia con la delincuencia y el desorden, lo que ha llevado a restricciones, desalojos de eventos y escasa visibilidad institucional. Sin embargo, los sonideros han resistido estos prejuicios, defendiendo su labor como una forma legítima de expresión cultural y comunitaria.

 

Organizaciones culturales y colectivos han comenzado a documentar y reivindicar el movimiento como un fenómeno social digno de preservación, reconociendo su valor patrimonial.

 

Finalmente, la cumbia sonidera no solo suena en las bocinas de los barrios poblanos, también resuena como un acto de identidad, orgullo y resistencia. Desde sus raíces humildes hasta los grandes escenarios, los sonideros han demostrado que, más allá del baile, existe una cultura viva que conecta generaciones, une comunidades y convierte cada pista de baile en un espacio de libertad

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