“Sanadores” callejeros, la delgada línea entre la fe y el vacío legal

“Sanadores” callejeros, la delgada línea entre la fe y el vacío legal

Foto: Enfoque

El caso de Mircea Gabriel, conocido como “el quita dolores”, ha generado un debate sobre la regulación de estas prácticas de sanación alternativa en espacios públicos. Incluso, recientemente Liza Ponce, otra "sanadora", está ofreciendo sus servicios con “agua diamantina” y energía.

 

 

Ahora, el influencer Octavio Arroyo, conocido como Mr. Doctor, hizo acto de presencia y ha acusado a Mircea de ser un “charlatán” que se aprovecha de la buena fe de las personas, comparándolo, incluso, con Marilyn Cote, la falsa psiquiatra que enfrentó consecuencias legales por prácticas fraudulentas. Por ello, ha exigido que las autoridades actúen en su contra, señalando que no cuenta con cédula profesional para ofrecer servicios de salud y debería pisar la cárcel.

 

 

Sin embargo, la Secretaría de Salud en el estado, ha declarado que no tiene facultades para regular las actividades de Mircea, ya que no se anuncia como doctor ni emite recetas y sus prácticas se llevan a cabo en espacios públicos y no en un establecimiento formal, por lo que la regulación de actividades en la vía pública corresponde exclusivamente a las autoridades municipales.

 

Además, aseguran que han hecho llamados a la población para no sustituir la atención médica profesional por prácticas sin respaldo científico, enfatizando que las sanaciones energéticas no están avaladas por la comunidad médica.

 

 

Por su parte, el ayuntamiento capitalino ha señalado que las actividades de Mircea no infringen ninguna norma, ya que no cobra tarifas fijas, sino que acepta donativos voluntarios. Incluso, supuestamente lo han invitado a formalizar su actividad como “coach” o “asesor”, siempre que no se presente como un servicio médico, ya que carece de certificación en salud.

 

Sobre el uso de espacios públicos, la regulación recae también en el municipio, que se encarga del ordenamiento del espacio público y el comercio informal, pero, dado que el sanador rumano no vende productos, no instala estructuras fijas, ni impone tarifas, su actividad no se clasifica como comercio ambulante ni infringe normas municipales específicas.

 

Y, por ende, al no establecer una tarifa fija y aceptar solo donativos, Mircea evita ser considerado como alguien que ofrece servicios comerciales formales, lo que complica la aplicación de sanciones por parte de las autoridades.

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