
Una fuerte ola de protestas sacudió a la ciudad de Los Ángeles el último fin de semana, luego de que el presidente Donald Trump ordenara nuevas deportaciones masivas a través del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas). Las calles fueron escenario de multitudinarias manifestaciones encabezadas, en su mayoría, por miembros de la comunidad latina. Entre pancartas de resistencia, consignas en español y demandas de justicia, el futbol también se hizo presente.
La relación entre las protestas y el deporte más popular del mundo no es casual. En Estados Unidos, el futbol se mueve con la fuerza de la comunidad hispana. No solo por la presencia de jugadores de origen latino en los equipos, sino por el fervor de los fanáticos. Según el informe “Fanáticos: El libro de las jugadas” de Nielsen sobre audiencias hispanas, deportes y compromisos con los medios, la final de la Copa América 2024 fue vista por más de 12 millones de personas en Estados Unidos, de las cuales, 53 % eran hispanos.
Este dato pone en evidencia que el futbol en EU es más que un deporte: es un canal de identidad y pertenencia para millones de migrantes y sus familias. La ciudad de Los Ángeles, con una población mexicana que supera las 900,000 personas —según datos de la Cámara de Diputados de México—, se convirtió en el epicentro de la resistencia. En las manifestaciones se pudieron observar banderas mexicanas ondeando junto a camisetas de selecciones nacionales y clubes latinos.
El futbol también se prepara para un protagonismo aún mayor en territorio estadounidense. En 2025 se celebrará el Mundial de Clubes y, en 2026, la Copa Mundial de la FIFA tendrá como sedes a Estados Unidos, Canadá y México. Para la comunidad hispana, estos eventos son mucho más que competencias deportivas: son símbolos de representación en un país donde las políticas migratorias amenazan con fracturar familias y comunidades.
Las protestas en Los Ángeles no solo reclamaron el fin de las deportaciones, también pusieron en evidencia cómo el deporte puede ser una herramienta de unión y visibilización. En medio del conflicto político, el futbol se alza como una expresión cultural que no reconoce muros ni fronteras.