
Brasil promulgó una nueva ley que prohíbe tatuajes y piercings en perros y gatos, estableciendo penas de entre dos y cinco años de prisión para quienes lleven a cabo estas prácticas con fines estéticos. La normativa entró en vigor el martes 17 de junio, y también contempla sanciones para quienes las autoricen, así como multas y la posible pérdida del animal.
El diputado Fred Costa, quien impulsó la medida, argumentó que los animales deben quedar fuera de decisiones humanas motivadas únicamente por la apariencia. “La libertad de tatuar la propia piel no significa que podamos tomar esa decisión por los animales que viven con nosotros”, aseguró.
La ley equipara estas modificaciones con lesiones o mutilaciones, considerándolas una forma de maltrato animal. Además, las penas pueden agravarse si el procedimiento provoca la muerte del animal; sin embargo, la normativa excluye prácticas como el marcado de ganado o cerdos con fines de identificación en la industria agropecuaria.
Ciudades como São Paulo, Brasilia y Río de Janeiro ya contaban con regulaciones similares, con sanciones económicas que alcanzan los 5,000 reales (907 dólares), mientras que en Río de Janeiro pueden llegar hasta los 15,000 reales (2,722 dólares).
Brasil ocupa el tercer lugar mundial en población de mascotas, con aproximadamente 160 millones de animales frente a 200 millones de habitantes. En los últimos años, el país implementó medidas de protección, como la cédula de identidad digital para mascotas y regulaciones más estrictas sobre el transporte de animales en vuelos comerciales.