
El paradero de 408,6 kilos de uranio enriquecido al 60% permanece sin confirmación tras los bombardeos realizados por Estados Unidos e Israel sobre instalaciones nucleares en Irán. De acuerdo con The New York Times, fuentes estadounidenses reconocen que "no saben dónde se encuentra este material, altamente estratégico para el futuro de una posible arma nuclear iraní".
Las ofensivas se produjeron el sábado 21 y domingo 22 de junio en regiones próximas a Fordow. Según el gobierno israelí, el objetivo era dificultar el traslado de material necesario para el programa nuclear iraní. Antes de los ataques, Irán había asegurado que ese uranio ya había sido almacenado. Sin embargo, Rafael Mariano Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), declaró al mismo medio que también "considera que esas existencias habían sido trasladadas".
Expertos citados por France 24 advierten que el material mencionado podría servir para fabricar hasta nueve armas nucleares. Ludovica Castelli, experta en temas nucleares en Medio Oriente del Istituto Affari Internazionali, explicó que "la última etapa –llegar al 90%– es mucho más rápida y puede hacerse en cinco o seis días" si se toma una decisión política.
Informes del Financial Times indican que el uranio podría haber sido dispersado en múltiples "lugares secretos". Castelli advirtió que, si esto se confirma, "sería muy difícil vigilar estas reservas, por no hablar de verificarlas en el marco de los mecanismos internacionales de control".
Aunque las instalaciones de Fordow y Natanz sufrieron daños por los bombardeos, Castelli indicó que el uranio "no va a enriquecerse por sí solo". Se tiene constancia de un complejo subterráneo intacto cerca de Natanz, donde Irán reasignó una línea de producción de centrifugadoras en 2022. Además, el OIEA fue informado de un nuevo emplazamiento en las cercanías de Isfahan, revelado poco antes de los ataques israelíes.
Castelli señaló que el traslado del uranio es técnicamente complejo. "Este gas es tóxico y muy reactivo", afirmó, al explicar que se requiere de contenedores especiales a alta presión para su transporte, lo cual incrementa los riesgos logísticos y químicos.
El monitoreo del programa nuclear iraní por parte de Estados Unidos e Israel hace improbable una movilización inmediata del material. A pesar de los daños infligidos, Hans-Jakob Schindler, exdiplomático alemán y conocedor del programa iraní, recordó que "no se puede destruir el saber hacer con bombas", frase utilizada anteriormente por Colin L. Powell en 2008.
Finalmente, Schindler advirtió que, mientras no haya un cambio político significativo en Irán, podría haber un riesgo futuro si el régimen cae. En sus palabras, "la siguiente persona en el poder hará todo lo posible por adquirir armas nucleares y lo hará en secreto, sin informar al OIEA". (NotiPress)