Intervenciones gringas en otros países: más consecuencias negativas que beneficios

Intervenciones gringas en otros países: más consecuencias negativas que beneficios

Foto: FreePik

La presidenta Claudia Sheinbaum ha rechazado de manera categórica la propuesta de enviar tropas estadounidenses a México para combatir el narcotráfico, alegando otra vez la soberanía nacional.

 

Lo anterior, en respuesta a reportes sobre una orden ejecutiva de Donald Trump que autoriza al Pentágono a actuar contra cárteles de la droga latinoamericanos designados como organizaciones terroristas.

 

Sin embargo, es sabido que la Unión Americana ha intervenido militarmente en numerosos países a lo largo de su historia, con diversos pretextos como la protección de intereses económicos, seguridad nacional, expansión territorial, lucha contra el crimen organizado o el terrorismo y la promoción de la democracia o la contención de ideologías contrarias a sus intereses.

 

Dentro de las más recientes intervenciones y sus consecuencias destacan: 

 

La operación Midnight Hammer en junio de este año, en la cual Estados Unidos llevó a cabo ataques aéreos contra tres sitios nucleares iraníes, en apoyo a las operaciones de Israel contra este país, en un conflicto que escaló tras ataques israelíes a instalaciones iraníes. La operación fue descrita por Donald Trump como un éxito militar espectacular, aunque evaluaciones posteriores matizaron los resultados.

 

Según una evaluación de EU, el sitio nuclear de Fordow fue gravemente dañado, retrasando las capacidades de enriquecimiento de uranio de Irán hasta por dos años. Sin embargo, los sitios de Natanz e Isfahán sufrieron daños menores y podrían retomar actividades nucleares en meses.

 

Por otro lado, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, EU ha mantenido operaciones continuas bajo la "Guerra contra el Terrorismo" con intervenciones en Yemen, Somalia, Siria y Libia, principalmente mediante ataques con drones y operaciones de fuerzas especiales. En 2025, estas operaciones persisten, enfocadas en grupos como Al-Qaeda y el Estado Islámico, aunque a menor escala que en décadas anteriores.

 

En Yemen, los ataques con drones han matado a más de 900 civiles, incluidos 200 niños, entre 2001 y 2020, según estimaciones. El apoyo de EU a la coalición liderada por Arabia Saudita ha contribuido a una crisis humanitaria, con más de 3.6 millones de desplazados y un brote de cólera con más de 2 millones de casos.

 

En Siria, las operaciones de la coalición han causado miles de bajas civiles debido a ataques aéreos, contribuyendo al desplazamiento de más de 6 millones de personas y a una economía devastada con una caída del 60 % en el PIB per cápita.

 

Las intervenciones en Somalia y Libia han desestabilizado regiones, dejando vacíos de poder que han permitido la proliferación de grupos armados. En Libia, la intervención de 2011 derrocó a Muammar Gaddafi, pero resultó en una guerra civil prolongada y una crisis humanitaria persistente.

 

Desde 2023, aunque no se han reportado invasiones, EU ha incrementado su presencia militar en Ucrania a través de apoyo con armamento y asistencia financiera. Además, en la región Indo-Pacífica, la estrategia de "Pivot to Asia" ha continuado con un aumento de despliegues militares para contrarrestar la influencia de China, incluyendo ejercicios navales y acuerdos de bases.

 

La asistencia militar estadounidense ha sido vinculada a intereses económicos, como acuerdos de minerales, lo que ha generado críticas por priorizar beneficios estratégicos sobre la estabilidad regional. Esto ha tensado relaciones con aliados europeos y ha polarizado el debate interno en Ucrania.

 

Asimismo, el aumento de la presencia militar ha elevado las tensiones con China, particularmente en el Mar del Sur de China, sin conflictos directos, pero con un riesgo creciente de confrontaciones navales o aéreas.

 

El historial de intervenciones ha demostrado que las consecuencias negativas a menudo superan los beneficios, especialmente en términos de costos humanos y desestabilización regional, lo que refuerza la necesidad de un enfoque más restringido y diplomático en la política exterior estadounidense.

 

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