Salud sexual: a qué edad hay que visitar por primera vez al ginecólogo o urólogo

Salud sexual: a qué edad hay que visitar por primera vez al ginecólogo o urólogo

Foto: FreePik

El 4 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Salud Sexual, una fecha promovida por la Asociación Mundial para la Salud Sexual para concientizar sobre su importancia y los derechos sexuales

 

En el marco de esta celebración, trataremos el tema de la primera visita al ginecólogo o urólogo, un paso importante para la salud sexual y reproductiva, pero que suele estar rodeada de dudas y temores.

 

¿A qué edad se recomienda la primera visita ginecológica o urológica?

 

En el caso de las mujeres, generalmente, se sugiere que la primera visita al ginecólogo ocurra entre los 13 y 15 años; sin embargo, esto puede variar según el contexto cultural o necesidades individuales.

 

Si la joven no tiene síntomas ni ha iniciado actividad sexual, esta primera visita suele ser informativa. Si hay síntomas como períodos irregulares, dolor pélvico o infecciones, la visita debe hacerse lo antes posible, incluso antes de esa edad. De igual forma, para mujeres jóvenes que inician actividad sexual, se recomienda una visita para discutir anticoncepción, infecciones de transmisión sexual (ITS) y exámenes como el Papanicolaou, que suele iniciarse a los 21 años, independientemente de la actividad sexual.

 

En el caso de los hombres, no hay una edad universalmente establecida para la primera visita al urólogo, pero los expertos sugieren que los hombres jóvenes visiten a un urólogo en la adolescencia si presentan dolor testicular, problemas urinarios o dudas sobre su desarrollo sexual.

 

Para hombres sin síntomas, la primera visita suele recomendarse a partir de los 40 años para evaluar la salud prostática, especialmente si hay antecedentes familiares de cáncer de próstata. En algunos casos, como en poblaciones de mayor riesgo, esto puede iniciarse a los 35 años. Los adolescentes pueden beneficiarse de una consulta para aprender sobre autoexámenes testiculares y prevención de ITS.

 

Durante años han existido mitos que impiden que hombres y mujeres acudan a tiempo a un especialista. Dentro de los más comunes sobre la visita ginecológica están: "sólo debo ir si tengo relaciones sexuales", "el examen será doloroso o incómodo", "me van a juzgar por mis preguntas o mi vida sexual", "si no tengo síntomas, no necesito".

 

La visita al urólogo también ha generado mitos como: "el urólogo es solo para hombres mayores", "el examen es invasivo o vergonzoso", "me va a hacer menos hombre", "si no tengo problemas urinarios, no necesito un urólogo", "ir al urólogo significa que tengo algo grave".

 

Los mitos sobre las visitas al ginecólogo y al urólogo son barreras significativas que retrasan la atención preventiva y el cuidado de la salud sexual.

 

¿Qué papel juegan los padres en este retraso? 

 

En muchos casos, los padres contribuyen a retrasar la primera visita con estos especialistas, al no hablar de salud sexual, reforzar mitos, no ofrecer apoyo emocional o limitarse por barreras culturales o económicas. 

 

Sin embargo, también tienen el poder de cambiar esta dinámica al educar, normalizar estas consultas y facilitar el acceso; los padres son aliados clave para derribar tabúes y promover el bienestar sexual desde la adolescencia.

 

La visita con los especialistas en salud sexual es fundamental no solo para tratar problemas existentes, sino también como una medida preventiva y educativa que promueve el bienestar sexual y general a largo plazo.

 

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