
A menos de un año del esperado Mundial de Futbol 2026, que se celebrará en conjunto entre Estados Unidos, Canadá y México, ya comenzaron las primeras tensiones entre la FIFA y el presidente estadounidense, Donald Trump.
President Trump threatened to take World Cup matches away from U.S. cities he deems "not safe" like San Francisco and Seattle.
— Front Office Sports (@FOS) October 2, 2025
FIFA says it is not up to him.
"It’s FIFA’s tournament. FIFA makes those decisions." pic.twitter.com/FZVYTvcskD
Las declaraciones del mandatario han generado controversia tanto a nivel nacional como internacional, luego de que amenazara con retirar partidos del Mundial a ciudades que, según él, "no son seguras", mencionando específicamente a San Francisco y Seattle.
FIFA is pushing back on the idea that President Trump will move World Cup matches in the U.S.
— Front Office Sports (@FOS) October 2, 2025
“With all due respect to current world leaders, football is bigger than them and football will survive their regime and their government and their slogans."https://t.co/ZOYKpoLfqy
"Si estas ciudades no pueden garantizar la seguridad y el orden, no merecen albergar partidos del Mundial. Hay muchas otras opciones más seguras en el país", expresó Trump durante un acto político en Florida. Estas declaraciones han causado preocupación entre los organizadores del torneo y las autoridades locales, que llevan años preparando la infraestructura necesaria para recibir a miles de turistas, selecciones y periodistas de todo el mundo.
Sin embargo, la FIFA respondió con firmeza y dejó claro que las decisiones sobre la sede de los partidos no están en manos del gobierno estadounidense. “Es el torneo de la FIFA. FIFA toma esas decisiones”, subrayó un portavoz del organismo rector del futbol mundial.
La postura de la FIFA se basa en los acuerdos firmados con antelación entre los países anfitriones y la organización, donde se establece que será la FIFA quien determine la distribución de los partidos en función de criterios técnicos, logísticos y de infraestructura, y no por consideraciones políticas.
Alcaldes de ciudades como San Francisco y Seattle también respondieron a las amenazas del presidente, asegurando que sus ciudades están preparadas para garantizar la seguridad durante el torneo y que no permitirán que la política interfiera con un evento que debería unir a las naciones a través del deporte.
Este cruce de declaraciones ocurre en un momento delicado para la imagen internacional de Estados Unidos, y podría generar fricciones con la FIFA si las amenazas se traducen en intentos concretos de modificar la planificación del torneo. Por ahora, todo sigue en pie, pero las tensiones anticipan que la ruta hacia el Mundial 2026 no estará exenta de obstáculos políticos.