No sólo es culpa de las lluvias, la deforestación tiene su responsabilidad

No sólo es culpa de las lluvias, la deforestación tiene su responsabilidad

Foto: Enfoque

No todos los desastres naturales son exclusivamente obra de la naturaleza, si bien las lluvias intensas son señaladas como las principales responsables de deslaves en zonas montañosas, la deforestación juega un papel crucial en la exacerbación de estos eventos catastróficos.

 

La tala indiscriminada, la agricultura no sostenible y el cambio de uso de suelo han debilitado los ecosistemas, dejando a comunidades enteras vulnerables ante fenómenos que podrían ser menos devastadores con una cobertura vegetal adecuada.

 

Los árboles y la vegetación actúan como anclajes naturales del suelo, sus raíces estabilizan las laderas de los cerros, absorben el agua de lluvia y reducen la erosión; sin embargo, cuando se talan bosques para actividades como la ganadería, la agricultura, la industria o la urbanización, el suelo queda expuesto y frágil

 

Durante lluvias intensas, el agua se infiltra rápidamente en suelos desprotegidos, aumentando el riesgo de deslaves. Según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, México pierde aproximadamente 500,000 hectáreas de bosques al año, lo que agrava la vulnerabilidad de regiones montañosas.

 

Un ejemplo claro ocurrió en octubre de 1999, cuando los deslaves en la Sierra Norte de Puebla, particularmente en los municipios de Teziutlán y Zacapoaxtla, dejaron más de 400 muertos y miles de damnificados. Las intensas lluvias fueron el detonante, pero investigaciones posteriores revelaron que la deforestación masiva para cultivos y la tala ilegal habían debilitado las laderas, facilitando el colapso de los cerros.

 

Otro caso reciente es el deslave en Tlalnepantla, Estado de México, en septiembre de 2021. En el cerro del Chiquihuite, un deslizamiento de tierra sepultó varias viviendas, cobrando vidas y dejando a familias sin hogar. Expertos de la UNAM dijeron que la urbanización descontrolada y la remoción de vegetación en las laderas del cerro contribuyeron significativamente al desastre, más allá de las lluvias registradas.

 

En Chiapas, los deslaves recurrentes en la Sierra Madre han sido vinculados a la conversión de bosques en pastizales para ganadería. En 2005, el huracán Stan provocó deslizamientos masivos en comunidades como Motozintla, donde la falta de cobertura forestal intensificó los daños, dejando decenas de víctimas y pérdidas millonarias.

 

La deforestación no sólo aumenta el riesgo de deslaves, sino que también tiene consecuencias en el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el deterioro de los medios de subsistencia de comunidades rurales. 

 

El Fondo Mundial para la Naturaleza ha alertado que México está entre los países con mayor tasa de deforestación en América Latina, lo que pone en jaque la seguridad de miles de personas que viven en zonas de riesgo.

 

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