Este 17 de diciembre se conmemora el Día Internacional para Poner Fin a la Violencia contra las Trabajadoras Sexuales, una fecha establecida desde 2003 en memoria de las víctimas del "Asesino del Río Verde" en Seattle, Estados Unidos.
El objetivo principal es visibilizar la violencia estructural, el estigma y la discriminación que enfrentan las personas dedicadas al trabajo sexual en todo el mundo, exigiendo políticas de protección, derechos laborales y el fin de la criminalización que perpetúa los abusos.
En Puebla, el trabajo sexual es una realidad persistente, concentrada principalmente en la capital, donde se estima que hay alrededor de 2,000 trabajadoras sexuales. Aproximadamente, 20 % opera en el Centro Histórico, en zonas como las calles 4, 8, 10, 12, 14 Poniente y áreas cercanas a Plaza La Victoria.
Muchas provienen de otros estados o son parte de la comunidad trans, para quien este oficio sigue siendo una de las pocas opciones laborales debido a la discriminación.
A nivel federal, el trabajo sexual no está prohibido en México, pero tampoco está plenamente regulado ni protegido. En Puebla capital, el Código Reglamentario Municipal considera el ejercicio en vía pública como una falta administrativa, con sanciones como multas y arrestos de hasta 36 horas.
Esto ha generado extorsiones policiales y detenciones arbitrarias históricas, más de 3,300 remisiones entre 2008 y 2025. Organizaciones como “Chicas de la 14” exigen derogar esta falta y reconocer el trabajo sexual como "labor no asalariada".
Actualmente hay varias políticas públicas e iniciativas en Puebla, impulsadas por el gobierno municipal que buscan atender las vulnerabilidades de las trabajadoras sexuales, como acceso a salud, inclusión social y dignificación de espacios.
A nivel estatal, los avances son más limitados, enfocados en propuestas legislativas pendientes y en el marco general de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, declarada en 2019 para 50 municipios; sin embargo, no hay una regulación plena ni reconocimiento legal del trabajo sexual como empleo no asalariado.
La violencia persiste como consecuencia de la falta de regulación integral, y el enfoque actual es más asistencial que transformador. En este 17 de diciembre, estas acciones son un avance insuficiente que deja a las y los trabajadores sexuales sin derechos plenos.